Relato de Ibn Fadlan sobre los vikingos
بسم الله والحمد لله والصلاة والسلام على رسول الله ، وبعد
Traductor del inglés al castellano: Ummu Abderahman Yasmina al Andalussia.
En Ishbilia, al Andalus, el 18 de Rabi az-Zani de 1445 Hijra (2/11/2023).
Resumido de Ahmad Ibn Fadlan, al-Dahhan, Sami ed. lit, Risalat Ibn Fadlan
En el año 267H., Ibn Fadlan, un embajador del Califa de Bagdad fue enviado en una misión diplomática. Por el camino, encontró a algunos vikingos. Es el relato más antiguo conocido de los vikingos. Así es como los describió:
«Nunca he visto especímenes físicos más perfectos. Son altos como palmeras datileras, rubios y rudos, y los hombres se visten con una prenda que les cubre un lado del cuerpo pero deja una mano libre. El hacha, la espada y el cuchillo son llevados por cada hombre, siempre a mano. Al igual que las espadas francas, las suyas tienen una hoja ancha con surcos. Cada hombre tiene tatuajes de color verde oscuro con diseños en cada centímetro de su cuerpo, desde las puntas de los dedos de los pies hasta el cuello, y demás. Dependiendo del estatus y riqueza de sus maridos, todas sus esposas llevan un broche redondo. Son las criaturas de Allah más inmundas. No se lavan después de tener sexo, ni tampoco después de ir al servicio (aseo).
Después de las comidas, no se lavan las manos. Divagan como asnos perdidos. Mantienen relaciones sexuales abiertas con sus esclavas. En el caso de que un comerciante entre en ese momento para comprar una joven esclava a uno de los chicos y lo descubra teniendo relaciones sexuales con ella, no la deja hasta que esté satisfecho. Se lavan la cabeza y la cara con el agua más sucia y asquerosa que hay, todos los días sin falta.
Todas las mañanas, una joven sirvienta llega con el desayuno y una gran palangana con agua. Se lo ofrece a su señor, quien lo usa para lavarse las manos, la cara y el cabello. En la palangana usa un peine para lavarse y desenredar su cabello antes de sonarse la nariz, escupir y realizar cualquier otro acto sucio imaginable en el agua. La sirvienta entrega el recipiente al hombre que está a su lado cuando termina. Hasta que no haya dado la palangana por turno a cada uno de los hombres de la casa, continúa pasándola de uno a otro. Todos escupen, se suenan la nariz, se lavan la cara y se lavan el pelo en una sola palangana.
Si uno de ellos se enferma, los otros le instalarán una tienda de campaña lejos de ellos. Le dan algo de pan y agua, pero no se le acercan ni se comunican con él. Sobre todo si es un esclavo o un pobre, ni siquiera lo visitan durante toda su enfermedad. Si mejora, vuelve con ellos; si fallece, lo queman. Si es un esclavo, lo dejan en su ubicación actual, donde los perros y las aves rapaces se lo comerán.
Cuando capturan a un ladrón o bandido, lo llevan a un árbol grande, le atan una cuerda pesada alrededor del cuello y lo cuelgan allí hasta que el viento y la lluvia lo hacen desmoronarse en pedazos. Cuando fallece un hombre distinguido, los miembros de su familia preguntan a sus esclavas jóvenes, diciendo "¿Quién de entre vosotras le acompañará en la muerte?". Una vez hecha esta promesa, esto se vuelve irrevocable, y no hay posibilidad de dar marcha atrás. Cuando llegó el día para que el cuerpo del hombre fuera cremado, junto con la joven que se ofreció voluntaria para morir con él, me dirigí a la orilla del río donde estaba amarrada su embarcación.
Una práctica habitual de su rey implica mantener un grupo de 400 individuos valientes dentro de su palacio. Estos son sus compañeros más valientes, individuos en los que puede confiar. Cuando el rey finalmente muere, ellos también mueren y se dejan ser matados por él».
Salah al-Irani (traductor del árabe al inglés): Ha sido narrado que los vikingos llevaron a cabo frecuentes incursiones en territorios musulmanes y cristianos dentro de la Península Ibérica. Con el tiempo, un grupo de vikingos se asentó en el sureste de Sevilla y abrazó el Islam. Ganaron renombre por su producción de queso, que se convirtió en un producto codiciado en Córdoba y Sevilla. En 2015, los arqueólogos que realizaban investigaciones observaron el descubrimiento del lugar de entierro de una mujer del siglo IX. Entre los artefactos encontrados fue un anillo de plata adornado con una piedra púrpura. Los expertos identificaron la inscripción en árabe en la cual leía "il- Lah", lo que significa "por Allah". Se dijo: 'Valoraban mucho la carne de cerdo. Incluso aquellos que se habían convertido al Islam la ambicionaban y estaban muy apegados al cerdo'. Estas comunidades musulmanas vikingas se volvieron conocidas por abastecer de queso a ciudades españolas como Córdoba y Sevilla.
Texto original en castellano: https://perlasdelislam.blogspot.com/2023/11/relato-de-ibn-fadlan-sobre-los-vikingos.html
Texto en inglés: https://dusunnah.com/article/ibn-fadlans-account-of-the-vikings/ y https://maktabasalafiya.blogspot.com/2023/11/ibn-fadlans-account-of-vikings.html
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